Al igual que el uso de mascarillas, el tema de la desinfección nos acompañará durante algún tiempo. Por eso es aún más importante preguntarnos si el contacto constante con desinfectantes químicos y a menudo muy agresivos nos ayuda realmente a mantenernos sanos o si en realidad perjudica nuestra salud. La piel y las vías respiratorias en particular pueden irritarse fácilmente, y si el manto ácido natural de la piel se resiente, el resultado pueden ser alergias y resistencias.
Pero, ¿qué alternativas hay a los desinfectantes convencionales basados en disolventes, aldehídos, alcohol o fenol? La respuesta es sorprendentemente sencilla: agua y sal. El modelo para ello no es otro que la propia naturaleza. La propia naturaleza se encarga de que en las células inmunitarias humanas se produzca en una fracción de segundo un cóctel altamente oxidativo de radicales a base de oxígeno, hidrógeno y cloro, que el organismo utiliza para neutralizar los microbios patógenos. Nuestro desinfectante Solución HB se desarrolló basándose precisamente en este proceso, que, al pulverizarse, imita los procesos antimicrobianos de las células humanas, tanto en el aire como en las superficies.
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